El Maestro Stone me dijo que me sentara en su regazo frente a él, mis piernas desnudas envueltas alrededor de su cuerpo. Luego me inclinaba hacia atrás, así que mi cabeza estaba en el suelo. Se quitó cuidadosamente su anillo antes de cubrir su mano en el aceite que goteó por todo mi pene duro de roca, jugueteando con él ausentemente antes de empujar su dedo gordo profundo en mi agujero.
Luego quitó cuidadosamente un juguete claro de una bolsa de terciopelo negro. Al instante supe que iba a meterlo en mí y lo hizo tan casualmente y sin previo aviso. Fue emocionante. Intenso. Hermoso. Se lo presenté por completo. Podría hacer lo que quisiera.
Él me tiró con una mano mientras continuaba empujando el objeto dentro y fuera de mi agujero de twitching con velocidad creciente. Lo miré, inteligente como un botón en su traje y corbata, apenas rompiendo en un sudor mientras yo le escribí y culeré por debajo de él. Me dijo que quería que me abrazara por él. Cogí mi polla cubierta de aceite y empecé a agitarla, desesperado por extender los sentimientos de profunda satisfacción durante todo lo que pude antes de llegar al orgasmo.