El Maestro Divino no pudo resistir. Había pensado muchas veces en el cuerpo de su apuesto y joven sobrino, pero estaba obligado por lo que podía y no podía hacer al respecto. Sus deseos se acumularon a lo largo de años, pensando que nunca podría tener la oportunidad de tocarlo o probarlo. Pero ahora, la fortuna le ha presentado una rara oportunidad...
Asegurándose de ser el mejor postor, el Maestro Divino asegura su lugar como dueño de Mark, un papel y privilegio que superó cualquier otra preocupación. A los ojos de otros compradores, Mark sería más propiedad. ¡Sólo eso! Pero ser comprador además de su tío, le daría todo control sobre él en todas las cosas... ¡Incluso en sexo!
Tan pronto como el Maestro Divino hizo su primer toque, sintió una satisfacción que era diferente a cualquier cosa que hubiera tenido. ¡Quizá más de lo que tendría de nuevo! Lo más precioso del mundo - lo único que no podía conseguir de otra manera - era ahora su y su solo. Su amar, tocar, besar, follar, y sí, reproducir.