Antes de que el Maestro Legrand comprara Río, Maestro Steele vio el verdadero potencial en el joven esclavo. Después de verlo en el bloque de subastas, fue el primer postor en reclamar al joven. El río era cachondo e inadvertido, ansioso de ser utilizado pero inseguro de cómo ser plenamente poseído.
El Maestro Steele guía al niño a través de su primer hijo, enseñándole a ir lento y seguir su pista, aprendiendo a reverenciarlo como su maestro.
Por supuesto, parte de este entrenamiento implica orientación y dirección cuidadosas... Pero para el Maestro Steele, nada consigue el mensaje a través como su cruda, gruesa, polla de papá!