River ama ser objeto. No hay mayor prisa o satisfacción que el tacto y la atención de aquellos que anhelan y codician su cuerpo.
Cuando la oportunidad llegó a ser posesión de alguien, saltó a la oportunidad. Colocando su confianza y autonomía en las manos del Maestro Legrand, el joven se encuentra expuesto a diferencia de cualquier cosa que haya experimentado.
El Maestro Legrand tira los pantalones del niño, exponiendo su culo y su agujero a los que están de pie, renunciando a toda independencia y sometiendo totalmente a su parte superior y a los compradores.
La idea de ser sumiso y poseído lo hace rock duro, llevando a su polla siendo burlado y ordeño en el bloque de subastas.